El Pele y Niño Seve |
Y es que el Flamenco puede comunicar de muchísimas formas y colores. Es amplio y diverso como lo es Andalucía o la humanidad, y no todos los aficionados sentimos lo mismo. Eso es el arte, algunas veces nos morimos de frio y otras no. Cantando por soleá Manuel se quitó el reloj de pulsera y lo guardó en el bolsillo de la chaqueta.
Reloj de "El Pele" |
Pensé que a partir de ese instante el tiempo se iba a parar y que iba a comenzar el Cante Sin Fin, que esa soleá sería interminable. Pero no fue así, las manecillas del reloj siguieron su compás indetenible, los momentos se acaban por mucho que escondamos el instrumento que los mide.
Tras una noche llega otra mañana y con despertador o sin él siempre nos sacará del sueño una maldita máquina o el claxon de un coche. Es preferible amanecer con el canto de los gorriones o de cualquiera de los grandes evocados por El Pele como Enrique Morente o la guitarra de Miguel Ochando… Y tantos otros que siempre serán eternos.
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